HELENA MARTIN FRANCO / CORAZÓN DESFASADO / FRITTA CARO / UNA MUJER ELEFANTE

NOTAS DE TALLER : LA MALETA
Página en construcción

(Advertencia : las notas de taller desbordan la propuesta artística ofreciendo una serie de referentes que atravesaron a la autora durante la concepción del performance. Igualmente, son la manifestación de afirmaciones que ella solo es capaz de hacer después de encarnada su intención. Se trata de anotaciones sueltas que ella recoge en este espacio virtual que es también su taller. Algunas veces pareciera que saltara del tingo al tango. Esta lectura no es indispensable y sin embargo puede ampliar o hacer más compleja la experiencia del performance)

MONUMENTO A LA DIFERENCIA I: BAILAR PARA CALENTARSE
Testimonio visual por Gerardo Ferro Rojas, Noémi McComber y Fritta Caro

El título de la acción hubiera podido ser BAILAR LA DIFERENCIA o UN MONUMENTO PARA CALENTARSE. Aquí, la palabra que danza refleja un tipo de movimiento que puede tomar una intención artística. Por ejemplo el taller que se transforma en palabra; la palabra que se pone en el lugar de la acción; un parque que se convierte en un taller, una montaña también.

Después de "Desconfinamiento corregido" 2020, acción furtiva donde los protagonistas eran un cono de tráfico, el cuerpo de la artista y el parque dedicado al hombre más fuerte del mundo, el color naranja es convocado aquí nuevamente, esta vez para referirse a las identidades que están siempre en construcción. El tema gira en torno a los duelo de las personas migrantes. La revisión de la historia personal y oficial se impone a la desterrada dando lugar a nuevos relatos, a identidades híbridas, a cambios de hábitos, de perspectivas, a la evaluación de sus afectos.

Hacer la maleta
¿Qué se lleva consigo?
¿Qué se perdió en el camino?
¿Qué fue imposible dejar atrás? (después de 24 años)

foto maleta

La memoria
Referentes de la cultura, estatus, identidad
Ilusiones, ataduras, miedos, incertidumbres
Herramientas para seguir en pie
Traumas, educación, religión, orientación sexual y de género.

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El lugar de la acción

Sobre el territorio y la voluntad de apego al paisaje, es importante mencionar la propuesta de Silvia Rivera Cusicanqui sobre la creación de un sentimiento de pertenencia que pase por lo inmediato y no por una idea abstracta. En lugar de la idea de nación, la activista y socióloga boliviana propone la bioregión; el paisaje como espacio de referencia. Ella alude a la “matria” en lugar de la patria, como un horizonte que nos vincula con lo concreto, con el lugar que se pisa, con lo que es, y que ayude a configurar otras maneras de relacionarnos con el entorno, de crear lazos de identidad y sentimiento de pertenencia.
Ver la conversación entre "María Galindo y Silvia Rivera Cusicanqui: ¿Existe Bolivia? "

"Mon pays, ce n'est pas un pays, c'est l'hiver" ("Mi país no es un país, es el invierno") Gilles Vigneault, 1965

Conviene hacer el ejercicio de reconocer el territorio según sus múltiples perspectivas ¿Es la nación canadiense y/o suelo quebequense? Es territorio ancestral y al mismo tiempo es lugar de asentamiento de nuevas migraciones. Cada punto de vista tiene sus colores, sus olores, sus acentos, sus afectos y sus dolores.

El Mont-Royal, una montaña reconfigurada por los duelos

El lugar escogido para BAILAR LA DIFERENCIA es el Mont-Royal, una montaña ubicada en el centro de la ciudad de Montreal. Con esta elección hago una transferencia afectiva con mi ciudad natal; Cartagena, donde no hay montaña sino un cerro llamado La Popa, solo accesible una vez al año, el 2 de febrero cuando se celebra la virgen de la Candelaria. Una de mis tradiciones favoritas era subirla a pie hasta alcanzar la cima. Una curiosidad morbosa me hacía ir hasta el Salto del Cabrón. La leyenda dice que por orden de la Inquisición, de las alturas de la Popa fue arrojada una efigie de oro, un tributo de los bantúes y carabalíes al demonio Buziraco. Aquel lugar fue llamado el Salto del Cabrón. Dicen que Buziraco huyó a Cali, mientras que en Cartagena la leyenda se alimentaba con historias que ponían en duda la moral de las gentes de aquella ciudad mulata. El acantilado del Salto de Cabrón habría servido de alivio a los amantes traicionados, quienes en aquel lugar ponían fin a su despecho.

¿Qué relación hay entre el despecho y el Mont-Royal? Si bien la montaña es escenario de recreación y deporte para familias, turistas, caminantes, ciclistas, esquiadores o patinadores de hielo en el invierno, también es lugar de la evasión, de soledad o de encuentros y fiestas clandestinas. Es común encontrarse ahí con transeúntes taciturnos o despechados. Pero también cumple otra función; para quienes no tenemos acceso a los ritos funerarios de nuestros seres queridos, este lugar se convierte en escenario de nuestros nuevos ritos de duelos. Es santuario, es cementerio simbólico, es edén.

La cumbia

De donde vengo, la música siempre suena. El ritmo es natural. El cuerpo baila, tararea, se balancea como el mar, como las ramas de los árboles. El cuerpo se identifica al paisaje.

La cumbia es un ritmo de origen mestizo que trae consigo una réflexion sobre la cultura y la clase social. Ella viaja y atraviesa las lógicas comerciales e institucionales. Al traerla a este contexto, me propongo citar la campaña institucional del vivir juntos, pero para resistir la opción del exotismo sobre la cultura del "otrx", en este caso la mía; ¿Colombiana? ¿Latina? ¿Caribeña? ¿Costeña? ¿Cartagenera?

Referencia pendiente : La Cartagénoise o La tejedora de coronas es un libro de Germán Espinosa (1938-2007)

Es necesario constatar en qué medida el uso de la percusión caribeña, de las letras en español, del movimiento de las caderas puede ser percibido en occidente como peyorativo; inculto, ruidoso, ajeno, peligroso, enmarcándolo así en la categoría de un folclor ajeno, de menor valor en la escala de las artes. Las fronteras pueden elevarse rápidamente y dejar pasar de largo un recurso de la vida para traducirlo en un cliché : la diversidad que baila y que canta.

"bailamos porque estamos vivos"

Sobre la fiesta (Otra nota que está pendiente)
“¿se puede ser feliz mientras se tiene un duelo? Si, si se puede”
El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza

Segmento de la cumbia colombiana "Danza negra" minuto 20'30 del siguiente video.

Referencia: « La cumbia como matriz sonora de Latinoamérica, Identidad y cultura continental »
Darío Blanco Arboleda. 2018. « Editorial Universidad de Antioquia »
Conferecia del autor >>https://youtu.be/NTAiKVdb6mA

Para mi, bailar siempre fue un reto. Tengo claro que el mío es un cuerpo colonizado. Educada en una familia católica, apostólica y romana, con pretensiones de aristocracia, el baile era algo secundario, despectivo, porque llamaba a la sensualidad y al barullo. Lo primero era la moral, luego los estudios y el trabajo. Aprendí a negar mi cuerpo, su expresión, su placer. Sin embargo, el ritmo atraviesa los muros y las fronteras sociales y despabila la carne. Antes de morir, mi padre me explicó que de niño, sus padres le prohibieron aprender a tocar música porque incitaba a la fiesta y a los excesos. A los doce años lo enviaron a estudiar a la capital. Nunca volvió a Tame, su pueblo natal. A Miquel Angel, su hermano menor lo "salvó" la Poliomielitis. No le impusieron los estudios como a los demás. Al contrario lo retuvieron cerca, lo protegieron. Fue así como tuvo acceso al folclore llanero y terminó convirtiéndose en uno de los músicos más representativos de los llanos orientales. Amó tanto a su tierra que a su única hija la llamó Arauca. Su canción "Carmentea, se convirtió en un símbolo nacional. Mientras tanto, mi padre seguía una carrera militar. Decía que la violencia de la época no le dio opción. Mi abuelo nunca quiso tener hijos militares. La guerra le dió dos.

Para mi, bailar siempre fue un reto. Cómo con el sexo, me tocaba tomar alcohol para prenderme y perder el miedo y aflojarme, para poder disfrutar de mi cuerpo y dejarme llevar por el ritmo y por el encuentro con los otros cuerpos. ¿Es acaso la danza una herramienta de descolonización? En mi caso, si (y el sexo, a veces). Crecí con ritmos mestizos; africanos y aborigenes. Me emociona un Porro, un Bullerengue, la Salsa y la Cumbia. Esas raíces amadas, fueron subestimadas por las jerarquías de clase y de raza, pero la rebeldía del cuerpo les pertenece. O más bien, la rebeldía y el cuerpo le pertenecen a ellas, a las raíces no europeas.

Encarnación, "la abuela de hecho"
La madre patria es África, " una madre-patria jamás reconocida, pero no por eso menos verdadera", llega a la conclusión Rita Segato en el capítulo "El Edipo Negro: colonialidad y forclusión de género y raza" del libro "La crítica de la colonialidad en ocho ensayos".
En este capítulo, Segato estudia una de las ausencias de la antropología brasileña; " el desdoblamiento de la maternidad en la madre biológica y la jurídica,..y en la madre "de hecho" que no se toma en cuenta; es decir, entre la "madre" y la "niñera". Considero que algunas de las premisas que resultan de esta investigación también se aplican al Caribe como los son la mentira y/o la maldición fundacional y la ideología de la suavización de la esclavitud.

Encarnación, es un nombre de mujer y es una historia de amor que terminó mal. Una de esas heridas donde la protagonistas fueron mi madre (y todas las mujeres de mi familia) y Encarna (y todas las mujeres de Palenque). Encarna fue una abuela para mi. El día que la echaron, Palenque nos abandonó y la casa quedó desolada. Yo debía tener 9 o 10 años. No lloré, pero ese vació se quedó para siempre. El desgarramiento y la vergüenza también. Todas nos equivocamos. Nos tocó un libreto triste de poder y corrupción. Leyendo a Segato, entiendo que mi madre (y todas las mujeres de mi familia) corresponde al mito de Iemanjá (culto Yoruba) quien "antepuso la manutención del orden formal a la verdad y a la justicia; Iemanjá no quiere nada que pueda perturbar el orden de la sociedad. Por eso, aunque lo sabía, coronó al hijo equivocado". Vemos aquí descrita la fundación del reino de la injusticia y del favoritismo, el reino desigual de Iemanjá. Esa regla se encuentra en la base de la historia y en la base del Estado, que debe ser preservado a cualquier costo independientemente de que sustente o no principios de justicia. La aceptación de la coronación injusta representa nada más que el mero reconocimiento del medio en que los esclavos y sus descendientes tuvieron que vivir. La "madre legítima", Mater y genetrix en el caso brasileño, en oposición a la madre de cria, propaga las heridas de ese medio falso, traicionero y, por sobre todo, injusto. El mito es una página de la historia social".
Segato, Rita Laura, La crítica de la colonialidad en ocho ensayos. Página 189.

Nací en situación de minoría. Vengo de en una familia de hombres. La madre, la reina madre participó del pacto de silencio patriarcal, ella como "Iemanjá protege el hijo equivocado debajo de su pollera" (P 189, Rita Laura Segato, La CRÍTICA DE LA COLONIALIDAD EN OCHO ENSAYOS Y una antropología por demanda) ¿Lo hizo por miedo? ¿Por amor? ¿Por costumbre? ¿Para mantener el orden de la sociedad; la reputación, los privilegios? Cuando murió, nos dejó como herencia las consecuencia de su silencio. En 2020 se rompió el mito, se abrió la caja de Pandora. La familia explotó en pedazos. Muy temprano debí presentir la fuerza destructora que resultaría de los múltiples engaños que me cuesta trabajo aceptar, cuando décadas atrás me alejé lo más que pude.

La familia es el origen de la sumisión, la razón del destierro. La condena es el desarraigo.

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DIRE. Decir que nací en Cartagena, una ciudad difícil, colonial en su arquitectura y en su psique, con una deuda ética profunda que ya no se sostiene más. Extremadamente racista, clasista, homófoba, misógina; ella embruja y aturde. Ella fascina, pero no deja andar. Ella se alimenta de todos los obstáculos posibles. No había de otra, era mejor salir de ahí. Para las "niñas bien" la marginalidad no era una opción.

Sin alas no se puede volar, tuve que coger un avión.

Ahora nos toca a nosotras nombrar las deudas pendientes, a ver si con eso nos salvamos de la culpa heredada. El peso colonial nos cayó encima, nos rompió, nos envenenó, nos jodió. Es urgente abrir el closet de la madre y de la abuela, será doloroso, pero peor es esperar a que sean saqueados y que se pierda la memoria y queden para siempre y sin identidad los crímenes que escondieron en el último rincón, los que hoy se alojan en las profundidades de la psique de nuestra generación.

Pero hoy los closets están vacíos. Solo quedan una serie de versiones ilegítimas, traficadas con resentimiento. Quedan silencios, saturaciones invisibles, negaciones individuales y colectivas. Quedan la ignorancia y la traición.

El duelo, otro proceso de deconstrucción.

Cuando la violencia machista está presente desde tu nacimiento, no es fácil reconocerla. El tiempo y la distancia ayudan a comprender porque para algunas mujeres es más fácil irse de la casa, de la ciudad, del país.
¿Por qué es tan fuerte el deseo de partir?
¿De donde sale la energía de cambiar de país, la motivación de conocer e intentar integrarse a nuevas comunidades culturales?
Hay que tener coraje para enraizarse en otros territorios.

Ella, la que fui.

Después de veintitrés años de migración, la sucesión de duelos desató un proceso de evaluación de la historia personal, una más, y con ella una nueva comprensión de la partida (huida). Ella entiende entonces que se fue de su país de origen para salvar su vida. No podía nombrar el peligro. Se vestía de asfixia, de desesperación, de hastío, de locura; era la familia. Veintitrés años después ella comprende que el verdadero sentido del cambio de país era la ruptura con la familia materna. Las razones son tan lejanas que no le pertenecen; divergencias ideológicas, rivalidades transgeneracionales, sometimientos sociales y crímenes religiosos. El hecho de ser mujer, artista y la más joven de su generación la hacían blanco fácil de hostilidades y traiciones, un chivo expiatorio. Ella intenta entender, cree que después de 60 años de guerra es normal que las familias colombianas están heridas de muerte. Quedó el odio sazonado con el pacto patriarcal y la criminalidad. Así se forjaron desamor, desconfianza y desprecio cubiertos con un velo de amabilidad. En ese ambiente hostil y tramposo no era posible la vida. Algunxs decidimos irnos lo más lejos posible.

"No, no eran más unidas las familias de antes, eran más fieles al pacto de silencio de la violencia patriarcal"
Del muro de Mamá alterada.

De "Cuerpos Enclaustrados"
"En mis estudios pasados he escrito sobre las experiencias de género en el grupo de inmigrantes colombiano en Londrés. He estudiado como son las mujeres las que más se destacan en tierras lejanas de sus orígenes. Después de realizar este estudio en donde la sentencia más recurrente es el destierro para las reas, me parece algo que puede explicar la migración femenina de las colombianas. Dos cientos años han pasado y con ellos muchos cambios sociales y políticos en nuestro país, pero la violencia de un destierro o de una huida forzada del lugar de origen que hoy en día es considerado como una diáspora, existe. La salida Diasporica de Colombia para muchas mujeres es una realidad y es tomada como una salida moralmente permitida a la que en la actualidad no se le distingue como violenta". Roxana Buitrago Leal, 2008. Cuerpos Enclaustrados: Construcción del cuerpo femenino en el Caribe colombiano 1610-1660.

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"Yo tuve que morir un par de veces para aprender a valorar la vida, y cuando hablo de morir no hablo de dejar de existir. Hay situaciones que matan el espíritu y mueres aunque estés respirando" Esta frase que parece anónima fue tomada de las redes sociales. Quizás haya sido inspirada por un texto de Mario Benedetti.

La huida

"Eréndira puso entonces el platón en una mesa, se inclinó sobre la abuela, escudriñándole sin tocarla, y cuando se convenció de que estaba muerta su rostro adquirió de golpe toda la madurez de persona mayor que no le habían dado sus veinte años de infortunio. Con movimientos rápidos y precisos, cogió el chaleco de oro y salió de la carpa.
Ulises permaneció sentado junto al cadáver, agotado por la lucha, y cuanto más trataba de limpiarse la cara más se la embadurnaba de aquella materia verde y viva que parecía fluir de sus dedos. Sólo cuando vio salir a Eréndira con el chaleco de oro tomó conciencia de su estado.
La llamó a gritos, pero no recibió ninguna respuesta. Se arrastró hasta la entrada de la carpa, y vio que Eréndira empezaba a correr por la orilla del mar en dirección opuesta a la de la ciudad. Entonces hizo un último esfuerzo para perseguirla, llamándola con unos gritos desgarrados que ya no eran de amante sino de hijo, pero lo venció el terrible agotamiento de haber matado a una mujer sin ayuda de nadie. Los indios de la abuela lo alcanzaron tirado boca bajo en la playa, llorando de soledad y de miedo.
Eréndira no lo había oído. Iba corriendo contra el viento, más veloz que un venado, y ninguna voz de este mundo la podía detener. Pasó corriendo sin volver la cabeza por el vapor ardiente de los charcos de salitre, por los cráteres de talco, por el sopor de los palafitos, hasta que se acabaron las ciencias naturales del mar y empezó el desierto, pero todavía siguió corriendo con el chaleco de oro más allá de los vientos áridos y los atardeceres de nunca acabar, y jamás se volvió a tener la menor noticia de ella ni se encontró el vestigio más ínfimo de su desgracia". Gabriel García Márquez, La Increible y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada

¿Qué fue imposible dejar atrás?

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"El hogar no es donde naciste. El hogar es donde cesan todos tus intentos de fuga" Nahuib Mahfuz (1911-2006, premio Nobel de literatura 1988)

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